Cómo cuidar una Dalia y cada cuánto se riega
Hoy en el apartado de Mileplantas, os traemos la Dalia, una planta colorida y llamativa. ¡Hallá vamos!
La Dalia (Dahlia spp) pertenece a la familia Compositae (Compuestas) de origen Mexicano.
Planta herbácea perenne con raíces tuberosas.
El tamaño de la planta puede variar desde los pocos centímetros hasta más de un metro de altura.
Hojas opuestas y compuestas. Sus flores están reunidas en cabezuelas bastante grandes, sencillas, dobles o semidobles, de extrañas formas y presentando esplendidos colores.
La época de floración de la Dalia ese desde el principio del verano hasta casi finales del otoño, pero siempre que no haga mucho calor, porque en caso de ser así, la planta dejaría de producir flores y no volvería a tenerlas hasta que las temperaturas bajaran. En climas calurosos puede pasar el verano sin flor y producirlas al llegar el otoño.
Cómo lo tenemos que cuidar
Luz:
La Dalia debe ponerse a pleno sol, debido a que necesitan mucho sol.
Temperatura:
Si el clima es de tener heladas tardías, plantar en macetas y colocarlas en un lugar cálido.
Cuando hayan pasado las heladas o a la llegada del verano, plantarlas en el jardín, extrayendo de la maceta con mucho cuidado sin dañar los brotes.
Si empezaran a caer heladas, conviene desenterrar la planta esté como esté y dar por concluida la temporada, si no se hiciera así la planta podría morir como consecuiencia del frío.
Siembra:
Es recomendable plantar la Dalia en primavera, en un lugar protegido del viento.
Para que sus Dalias alcancen un tamaño mayor, ha de plantarlas a cierta profundidad: de 10 a 12 cm para las variedades más fuertes y a 8 cm para las más pequeñas.
Si se plantan a demasiada profundidad, se marchitaran y florecen poco, mientras que si se plantan cerca de la superficie, se secarán.
En caso de plantarse en jardín, la distancia entre plantas variará desde 20 cm las más pequeñas hasta 50 cm las que pasan del metro de altura.
El suelo es mejor si está bien abonado y drenado para que el agua no se estanque y conserve la humedad.
Es preferible poner la guía en el momento de la plantación porque hay menos riesgo de dañar a las raíces. Junto al tubérculo se pone la guía destinado a sostener la futura planta (si es una variedad enana no hace falta poner guía). A medida que va creciendo, el tallo se va sujetando a la guía. Además, hay que ir despuntando el tallo para obligarlo a ramificar.
Poda:
Puedes conseguir unas flores más fuertes y hermosas si cuando empiezan a salir los primeros brotes del suelo, cortas unos cuantos y te quedas solamente con los principales. Estos primeros brotes que aparecen en primavera también los puedes usar como esquejes, cortando los más bajos cuando alcancen unos 8 o 9 cm de altura.
Para que las flores tengan un buen tamaño hay que desbotonar los brotes florales que salgan por debajo de la flor principal.
Hay que cortar las flores marchitas para que salgan más.
Cuando a finales de otoño los tallos y hojas se marchiten, se les corta la parte aérea, se les desentierra, se colocan en un lugar para que se sequen y luego los guardamos en un lugar oscuro, fresco y seco, para que pasen el invierno.
Es conveniente antes de guardar los tubérculos, limpiarlos bien para que no quede tierra.
¿Cada cuanto lo regamos?
Durante los primeros meses de la plantación, los riegos deberán ser moderados, evitando que las raíces tuberosas se encharquen. Después se regará más.
En el periodo de floración, la planta necesita más alimento y más agua.
Hay que aumentar el riego cuando aparecen los capullo a días alternos y, durante el calor fuerte, regar en abundancia.
Echar en el agua del riego un abono para plantas de flor.
Esperamos que os sirva de ayuda. ¡Hasta la semana que viene!